Es un datos revelador
En mi primer visionado a esa nueva joya de Fincher que es The Social Network me quedó grabada esa escena en la que un hipotético Zuckeberg constata cómo la previsión de relaciones (íntimas o románticas) mueven la dinámica social. El estado civil es quizá el recoveco de todo perfil de Facebook que más curiosidad despierta a sus visitantes y cualquier cambio en éste siempre garantiza un buen número de comentarios.
No es ningún secreto: Internet ha revolucionado la forma en que conocemos a nuevas personas y, por ende, en que emprendemos aventuras emocionales que bien pudiesen acabar en proyectos de pareja o encuentros sexuales de una noche.
Un reciente estudio, de cuya muestra habría que analizar su representatividad, afirma que un 11% de los británicos ha mantenido sexo con alguien a quien conoció en Facebook.
La encuesta fue llevada a cabo por OnePoll.com, participando 2.000 personas que tuvieron que contestar preguntas de lo más variopinto sobre su hábitos online y su actividad sexual. Entre el resto de datos extraídos destacan los porcentajes referentes a las conductas sexuales directamente relacionadas con Internet y las redes sociales.
El envío de mensajes privados en Facebook o Twitter de contenido sexual parece ser algo frecuente para un 46% de la muestra, incluyendo un 35% fotografías de sí mismos desnudos en dichos comunicados. La transmisión y visualización de pornografía online es aplicable a más de un tercio del total.
Casi el 50%, además, reconoció haber permanecido toda la noche en vela navegando por sus redes sociales predilectas. Sería interesante saber qué proporción de estos noctámbulos se encuentra a la caza y captura y si, por tanto, el tiempo invertido en faceboquear o twittear está directamente relacionado con una intención (consciente o no) de encontrar a ese alguien que nos abraze al caer el sol o sirva de consuelo a nuestros más primitivos instintos.
¿Ha roto Facebook esa barrera de recelo que solía asaltarnos a la hora de entablar conversación con desconocidos? ¿acaso esos ‘‘amigos en común” nos reportan cierta confianza que facilita la interacción con nuevos agentes sociales? Diría que sí.