Respondo al cronista. El cronista de arte, usó epìtetos hirientes contra mi persona, simplemente porque comenté un hecho real que vivió en días pasados. Ese cronista, hizo un aparte con un amigo, y como una comadre de barrio, acabó mi persona y me comparó con , lo que el define, como un grupo de cronistas rancios del medio local. Lo hizo, porque el comentario que escribí en este medio, no fue de su agrado. Si fuera alabando uno de sus artistas, estuviera feliz. Pero, como dice mi amigo personal, Víctor Paulino, "eso me da par de 2". Lo que si puedo decir, es que mi ejercicio periodístico es impoluto. Desde que inicié las lides de la crónica de arte en la década de los 90s en el diario La Noticia (Sal y Pimienta) y Galería del diario (El Nacional), me he caracterizado por una sola posición y quien me conoce lo sabe. Siempre he sido objetivo y cuando he sido subjetivo (lo hago responsablemente). De teorías de periodismo si sé, porque no soy un improvizado en esto; simplemente no hago alardes de mi preparación profesional, como algunos, que se creen los todologos en este medio y carecen de instrucción. Se han quedado siendo rémora del negocio. Seré pobre siempre, porque no tengo dotes -de lo que definió Bueyón una vez en televisión- porque me respeto. Eso me enseñaron mis padres.