Las declaraciones que ofreció en merenguero Rafely Rosario, hijo de Rafa Rosario, dan mucho que pensar a los trabajores de este oficio. Rafely fue honesto y sincero, no soñó -como muchos- que se lanzaron con sus propios proyectos, y se "decularon en el intento". Con un negocio con precios tan altos, no se puede venir a llenar ego y caprichos personales y mucho menos, sueños de juventud y niñéz.
Hay datos estadístico que así lo adornan, en este negocio de grupos que surgieron "motivados por un capricho" y se gastaron millones de pesos, hay miles de ejemplo, que si lo cito, se "arma un rebú". El año 2008 parió muchos proyectos musicales, tanto de merengue de mambo y bachata, que "fueron debut y despedida", algunos motorizados por el "ego y capricho"; a veces de los artistas otras los propios inversionistas. Para colmo se hicieron rodear de promotores "truqueros", que le pillaron su dinero "y no hicieron nada" por sus representados. Ya este negocio no está para soñadores. Antes de salir con un proyecto, hay que sentarse en una mesa redonda y otra cuadrada, a evaluar qué se va a hacer, en qué se debe invertir y de quiénes nos rodearemos.