No sabía que las oficinas de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) podían utilizarse para ruedas de prensa de artistas como las que estaban convocando este martes encabezada por un tal Riken, un nuevo exponente de la bachata.
¿ Y hasta a esos niveles ha llegado esta institución que se supone que frente a los artistas no puede jugar un papel de juez y parte?
Y precisamente escogen los salones de reuniones de Acroarte, donde regularmente se debaten las nominaciones de los premios Casandra o se reune el comité para tratar temas que se supone deben ser de interés de sus miembros.
Pero imagínense, si en los procesos de evaluación del Casandra ciertos sujetos han querido imponer sin méritos a figuras de la música y la televisión para los que trabajan, que se puede esperar que ahora conviertan a Acroarte en un cafetín para ruedas de prensa de artistas.
También habría que someter a discusión si están pagando o no por el uso de sus instalaciones, cuyo mantenimiento cuesta mucho dinero.
Como miembro que soy a mí hay que darme una explicación de eso, la misma que estoy esperando acerca a dónde fueron a parar y como se manejaron los beneficios económicos generados por la comercialización de la transmisión de la alfombra roja del Casandra.
Pero es así, la vaina es la clara. En ese sentido por eso es que somos partidarios de un cambio en Acroarte. Ya está bueno del relajo.
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