Las empresas periodísticas siguen buscando (y todavía no encuentran) la piedra filosofal que les permita seguir viviendo del negocio de la información en la era de las redes sociales y el llamado periodismo ciudadano. Ayer leía un interesante post de José Luis Orihuela en el que formula los grandes interrogantes que deben responder los medios antes incluso de plantearse la pregunta de “¿cobrar o no cobrar?”
Desde el surgimiento de Internet, los medios, uno tras otro, han ido entrando en el ciberespacio ofreciendo su información gratuitamente, sin plantearse las consecuencias a futuro que eso podría tener, como si fueran lemmings tirándose al precipicio. Por eso ahora el asunto del cobro se ha vuelto tan complicado. Hay demasiados medios que ofrecen demasiados contenidos gratuitamente, por lo que haría falta poco menos que una confabulación internacional de las empresas de comunicación para dar marcha atrás y empezar a cobrar todas a la vez a partir de cierto día, una coordinación y disciplina que sería casi imposible de lograr y, más todavía, mantener.
El único camino por tanto es ofrecer un contenido que sea imprescindible para la audiencia, un contenido útil que satisfaga una necesidad que de otra forma quedaría insatisfecha. En esta línea de pensamiento, los medios generalistas llevan las de perder ya que su contenido es poco diferenciado del resto de sus competidores y es más intercambiable. Aquí es donde tienen sus oportunidades los medios locales y publicaciones especializadas en temas nicho (siempre y cuando el contenido que ofrezcan sea de calidad, claro). Y pondré un ejemplo de cada uno.
El diario El Norte de Monterrey, en su versión digital, funciona con un modelo de pago que ha resultado bastante exitoso gracias a que ofrece un contenido muy localizado (Monterrey y su área metropolitana) y valioso para sus lectores, tanto para los residentes de la ciudad como para los expatriados que viven en Estados Unidos, Europa y otras partes del mundo. Para esta audiencia, El Norte es la única forma de mantenerse informados sobre lo que ocurre en su ciudad de origen y por ello están dispuestos a pagar lo que sea necesario para recibir ese contenido.
En el caso de las publicaciones nicho, me gusta citar los casos de dos revistas: Cooks Illustrated y Consumer Reports. Ambas son referencia en sus áreas. Y ambas cobran una suscripción. La primera, por sus recetas y sus evaluaciones de utensilios de cocina y alimentos; y la segunda, por sus reseñas de todo tipo de productos de consumo. Las dos proporcionan un contenido que no se encuentra en ninguna otra parte y tienen el aval de una marca de prestigio.
Por eso creo que la receta para poder cobrar por el contenido es calidad, servicio y relevancia. Sólo así se puede diferencia un medio de otro.
Otra de los modelos que suelen debatirse es el de los micropagos, al estilo iTunes. De nuevo, este modelo sólo funciona en la medida en que el contenido que se ofrezca tenga la suficiente calidad y relevancia como para que el usuario se decida a hacer el pago sin conflicto de conciencia. En cualquier caso, veo difícil su aplicación al terreno de las noticias. Quizás más bien para artículos de fondo que agreguen un valor y ayuden a la formación de opiniones.
(www.ecuaderno.com)