Cuando el merenguero El Big Papi, surgió y puso en antena el corte "Un montón de mujeres", el negocio estaba todavía suave. El empresario de discotecas en la ciudad de Miami, se lanzó con un proyecto musical, atraído o motivado por un capricho: el ser una figura. Cuando apareció en ese entonces, se dijo, que aseguró músicos para ese diciembre 2007, con pago por adelantado "para que no se comprometieran con otros proyectos". Sonó en radio a mil y su video clip, tuvo difusión por todos los medios locales. El Big Papi, fue en ese momento, el merenguero, mas sonado.
El tiempo pasó y su efecto en el público "no tuvo acogida". Los medios locales, le apoyaban, pero no termiba de sintonizar con el público. Grabó con músicos de sobrada calidad y "caros", pero el público embuído por el llamado "mambo", no asimilaba bien la línea musical que ofertaba. El merenguero empresario, entonces, decidió dar nuevos colores a su ritmo, pero tampoco la masa le consumía. Duró unos meses ausente, hasta que apareció, en esta ocasión, se hizo acompañar de un equipo nuevo, pero "su manejo personalizado", tampoco contribuyó, a que el trabajo del equipo seleccionado, diera en el clavo.
En varias ocasiones, intentó incorporarse, pero todavía sin estructurar bien "lo que persigue en el negocio", a excepción de pegarse. Entonces, recurrió al montaje de bailes, con figuras del canto pegados, para así poder filtrar sus merengues "y la gente conocerle y asimilarle". La mas reciente fue en Santiago, en Monte Bar Las Colinas, junto con El Jefrrey, a la que asistieron, según se supo, unas 35 personas; reportando pérdidas considerables para el organizador. El proceso del Big Papi, le sirve de ejemplo a muchos, que arrancan proyectos "sin tener todavía hecha una maqueta" de trabajo y un buen personal.
El tiempo pasó y su efecto en el público "no tuvo acogida". Los medios locales, le apoyaban, pero no termiba de sintonizar con el público. Grabó con músicos de sobrada calidad y "caros", pero el público embuído por el llamado "mambo", no asimilaba bien la línea musical que ofertaba. El merenguero empresario, entonces, decidió dar nuevos colores a su ritmo, pero tampoco la masa le consumía. Duró unos meses ausente, hasta que apareció, en esta ocasión, se hizo acompañar de un equipo nuevo, pero "su manejo personalizado", tampoco contribuyó, a que el trabajo del equipo seleccionado, diera en el clavo.
En varias ocasiones, intentó incorporarse, pero todavía sin estructurar bien "lo que persigue en el negocio", a excepción de pegarse. Entonces, recurrió al montaje de bailes, con figuras del canto pegados, para así poder filtrar sus merengues "y la gente conocerle y asimilarle". La mas reciente fue en Santiago, en Monte Bar Las Colinas, junto con El Jefrrey, a la que asistieron, según se supo, unas 35 personas; reportando pérdidas considerables para el organizador. El proceso del Big Papi, le sirve de ejemplo a muchos, que arrancan proyectos "sin tener todavía hecha una maqueta" de trabajo y un buen personal.
